jueves, 27 de septiembre de 2012

INDAGACIONES SOBRE LA PATRIA


Entonces primero, la patria fue un papel en blanco.
Pero ese papel ¿Cómo fue colmado?
¿Quiénes hicieron la patria con palabras?

¿Fue Mansilla entre las chuzas? ¿O Ascasubi, conversando con el diablo? Esto último es posible.
¿Fue Sarmiento, entreverado en las tormentas?
¿O acaso Hernández, con su guitarra de polvo?

¿Fue Arlt desesperado, en ese gran hospicio que erigió su corazón?
¿O Agüero, allá, empapado en las aguas del Conlara, henchido de sol junto a su amado algarrobo?

¿Y Raúl? (lo llamo por su nombre, como se llama por su nombre al padre)

¿Fue Juanele, tan finito él y tan gruesa la huella de su alma?
¿O acaso Borges, el que todo lo veía; el solo que se hizo muchedumbre?
¿Y Ramponi, altísimo en las piedras? ¿Y Urondo y Conti, asesinados?
¿Fue Cortázar desde lejos, que supo ver tan cerca?
¿O De Lellis, atravesando los arrabales del vino y sus desolaciones?

¿Fue Molina, en su galápago dorado, fundando terraplenes por la selva?
¿Y Orozco y Pizarnik? ¿Y Pedroni, fecundo en los talleres?
¿Acaso fue Yupanqui, montado en un caballo que nunca termina de caer, que jamás caerá definitivo?

¿Y Discepolín? ¡Ay Discepolín, con sus bolsillos de dolor amontonado!
¿Y las pupilas de Hudson, cabalgando hacia el olvido?
¿Y mis amigos, que pierden el tiempo en  las cantinas, para ganar un abrazo o el poema?

Tal vez a la patria la escribió aquel hombre, anónimo, callado;
que bebió un trago de ginebra en el boliche, limpió el bigote
con el puño gastado de la camisa, llegó a su casa, se acostó en su cama y soñó. Soñó que era un poeta que llenaba de patria un papelito.



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