jueves, 27 de septiembre de 2012

CASA DE NÁUFRAGOS

Bienvenidos los que regresan de ahogarse en las altas mareas del abandono y llegan mojados y ateridos e igual cantan. Cantan espléndidos de alcohol.

Bienvenidos los que derrotan a la soledad y sus pujanzas, sus enviones de hojarasca, sus graves ceremonias. Y lo hacen solamente con las amarilluras del ojo y con los destellos de la palabra SOL.

Bienvenidos los que silban cada noche a su estrella elegida, porque ellas vuelven el pico, agitan las dos alas y nos destinan luz, en medio de tanta oscuridad.

Bienvenidos los que, sentados en un bar, inclinan la cabeza, escriben en la fiebre y cuando la mano se aturde, doblan el papel hasta lo indecible y lo arrojan a la calle. Esos si conocen la química difícil de la espera.

Bienvenidos los que llegan envueltos en revelaciones sorprendentes y dan cuenta de las buenas nuevas; las imprimen en las paredes de los ministerios, en los baños de los museos y en la frente de los que nunca escuchan nada.

Bienvenidos los poetas de barrio, los músicos de café, los filósofos del cordón de la vereda.

Bienvenidos los sabios del silencio, los especialistas del desconcierto, los dogmáticos del júbilo, las abanderadas del amanecer y las madres de la noche y las muchachas que saltan sobre las costillas del tedio.

Bienvenidos los que traen los peces, los vinos y los panes.
Bienvenidos los que aman. Bienvenidos los que sufren.
Bienvenidos todos, porque cada llegada,
fija en esta casa un corazón luminoso y esta rotunda melancolía ingobernable.

2 comentarios:

  1. Hugo Cuànta belleza en tu bienvenida, un Evangelio cruza tu nombre hoy y su quinta palabra es "amarra" còmo diria Pablo, aplausos para los enamorados de la palabra...

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